2 abr 2008

Grand Capucin - Voyage sellon Gulliver



Dani y yo estamos metidos en nuestros respectivos sacos mientras anochece. El viento azota con mucha fuerza y al poco rato empieza a nevar. Por desgracia esta vez no tenemos tienda de campaña o techo que nos cobije. Estamos en medio del glaciar Blanco, en la base del Grand Capucin y el sitio mas cercano donde refugiarse esta a dos horas de pateo. Mientras comemos los pocos frutos secos que nos quedan, discutimos sobre si aguantar esta noche o marcharnos.


Aproximación al Grand Capucin

24 horas atrás estabamos preparando el bivac para pasar la noche, justo en frente del Grand Capucin. El tiempo debería aguantar soleado toda la semana, y por ahorrar peso hemos decidido subir sin tienda. El Dent du Geant asoma entre un mar de nubes, imponente, reflejando los últimos rayos de sol. Mientras anochece terminamos de cenar y nos metemos en el saco.


Cena con vistas...


El Dent du Geant con su vestido de gala

Al dia siguiente nos levantamos pronto y mientras desayunamos esperamos a que aparezca el sol para salir del saco. Nuestra idea es escalar la Bonatti al Grand Capucin. Decididos nos aproximamos a la rimaya para acceder a las gradas superiores a través de un diedro en la parte izquierda de la pared. Por desgracia el flanqueo de la rimaya esta complicado, y los siguientes metros hasta el comienzo del diedro no resultan mucho mas fáciles. Para cuando llegamos a las gradas ya hemos perdido mucho tiempo y justo aqui empieza el bakalao, asi que decidimos cambiarnos a la via "Voyage sellon Gulliver", por eso de que no vamos bien de tiempo y esta está equipada para rapelar. La vía se ha convertido en los últimos tiempos en una clásica de la pared, en parte por su dificultad mantenida y en parte por su itinerario. Como en muchas otras vias del macizo abiertas por el genio Piola, el disfrute esta asegurado.


Amanecer en el Grand Capucin

La cosa comenzó bien, y pronto nos plantamos en la tercera reunión de la nueva línea. Por desgracia nuestro croquis no era todo lo bueno que a uno le gustaria, y pronto comenzaríamos a probar embarques. Entre tanto y casi sin darnos cuenta la temperatura estaba bajando considerablemente y de vez en cuando entraba alguna nube. Lo que si que me extrañó un poco fue que hubiese poca gente escalando. De hecho éramos la única cordada en el Grand Capucin. Sin embargo, según el parte que habiamos consultado dos dias antes en Chamonix, el anticiclón anunciado aguantaría toda la semana, asi que no había nada que temer.


Primer largo

Mas o menos a mitad de via o un poco más decidimos bajarnos, después de habernos embarcado ya un par de veces y de empezar a ver que el tiempo no iba precisamente a mejor . Al recuperar la cuerda en el último rápel se nos queda la cuerda amarilla atascada -Esto ya es un clásico, cuando todo va mal y lo único que quieres es bajar va y se te atasca la cuerda en un rápel... Al final decidimos dejar la cuerda, con la idea de recuperarla al dia siguiente.


Primer largo de Voyage


Tramos de placa

Al final no esperearíamos al dia siguiente. Mientras nos calentábamos en los sacos habíamos decidido recogerlo todo - incluida la cuerda- y marchar hacia la Aiguille du Midi en vista del marrón que se había formado. Puesto que nuestras informaciones metereológicas tenían de útil lo que para un tonto un lápiz, bien podía quedarse la tormenta más tiempo, y en ese caso preferiamos no tener que esperar al dia siguiente para comenzar la vuelta.


Y por supuesto mucha fisura

El caso es que no se como lo hicimos pero lo conseguimos. Durante todo el camino fuimos con el viento en contra, congelandose la nieve en el pelo, la ropa y el rostro. Además la huella se iba tapando con la nieve y el viento y la niebla no nos dejaba adivinar en que parte del inmenso glaciar estábamos. A cualquier sitio donde mirásemos veiamos blanco. De vez en cuando nos teniamos que parar y darnos la vuelta porque la fuerza del viento era insoportable. Supongo que sin la orientación de Dani habríamos acabado dando vueltas por el glaciar hasta la mañana siguiente, porque yo no veía un carajo -entre el viento y la nieve no me veía nada con las gafas-, lo que oblgó a Dani a currarse todo el camino de vuelta. Vaya bicho, ni un GPS nos habría salvado de esta...


Por ahi no es!!!

Después de esta se acabó la marcha para nosotros. Dani estuvo con bronquitis unos dias y a mi me tocó marchar.


Mi perro pastor ;)


Lázarillo de las nieves