25 dic 2009

Etoiles Filantes

Tras bajar de la Integral de Peuterey nos dedicamos unos dias al mimo del cuerpo: 12 horas de sueño, comidas copiosas y ejercicio continuo a pase de ping-pong, piscina y paseos de octogenario. Después de tres dias ya estábamos preparados para embarcarnos en la siguiente escalada. Sin embargo no teniamos una idea clara de adonde ir. Pensábamos ir al Grand Capucin o a la Aiguille du Midi, aunque por otro lado ya habíamos estado un par de veces y sabiamos que por estas fechas las paredes iban a estar muy solicitadas.


En el tercer largo de Etoiles Filantes

Durante los dias que habiamos estado deambulando por el camping habíamos conocido a Lucca, un conocido guía de Courmayer que durante el período estival solía echar una mano en el negocio familiar. Él nos había recomendado repetir una via en la Tour de Jorasses llamada Etoiles Filantes (Estrellas Fugaces), abierta por Piola en los 80. Ni Dani ni yo habiamos oido hablar de la via ni de la pared, asi que después de recopilar algo de información sobre situación y acceso y hacernos con un croquis decente decidimos darle un tiento.

Lucca, en un gesto de amabilidad de entre otros muchos, se encargó de reservarnos un par de plazas en el refugio Boccalate. Cuando llegamos al dia siguiente por la tarde, el guarda estaba esperándonos y salió a recibirnos. Lucca le había hablado de nosotros y pronto entablamos una animada conversación. El guarda y su amigo -que en esos dias le estaba echando una mano en el refu- eran gente joven y muy abierta y sabían llevar el refugio con disciplina. Según nos comentaban la mayoría de la gente que venía al refugio lo hacía para subir a las Grandes Jorasses por su ruta normal, y pocos o muy pocos venían para escalar. Después de un reconocimiento rápido nos quedó claro que al dia siguiente ibamos a escalar solos. Un auténtico lujo para ser Agosto en el Macizo del Mont Blanc.

La jornada al dia siquiente comenzó a las 6 de la mañana, y a eso de las 8 ya estabamos subiendo por el glaciar que nos llevaría al pie de vía. El glaciar estaba completamente abierto y su travesía no resultó peligrosa. Tras llegar al pie de via y calzarme los pies de gato, comencé los primeros metros de escalada desencordado para alcanzar una repisa desde donde comienza el verdadero primer largo. Un pasito delicado me hizo pensarlo mejor y decidí bajar a encordarme. Estaba de nuevo intentando superar el dichoso paso cuando a lo lejos se oyó un estruendo.
- "¿Eso que será?", dijo Dani.
- "Un avión supongo" contesté yo. Hasta el momento habian pasado unos cuantos aviones y el ruido me pareció familiar.
Al segundo los dos levantamos la cabeza y nos dimos cuenta de que un desprendimiento de nieve y roca se nos venía encima por la canal que baja a la derecha de la pared. En un acto reflejo me tumbé contra la pared bajo un pequeño abombamiento y Dani, sin dejar de darme cuerda, se metió en la rimaya unos cinco metros mas abajo. Durante unos 3 segundos eternos contraje los hombros esperando que todas las piedras que pasaban silbando cerca nuestra lo siguiesen haciendo lo mas lejos posible. El ruido de las piedras y los bloques de hielo chocando unos contra otros era ensordecedor. Después vino la calma. Dani salió del agujero para comprobar que ambos estabamos ilesos. Revisamos las cuerdas. Milagrosamente estaban intactas. Eso si, al lado de las botas había una piedra del tamaño de un balón de fútbol que antes no estaba ahí. Había estado cerca. A mi se me estaban quitando las ganas de escalar pero como ninguno mencionamos nada de retirarnos, seguí hasta la repisa. Del paso tonto de antes ni me enteré y en un abrir y cerrar de ojos estaba recogiendo las cuerdas para que subiese Dani. Poco después ambos nos encontrábamos en la repisa desde donde da comienzo la verdadera via. Desde aquí el itinerario estaba a salvo de todo tipo de desprendimientos provenientes de la canal, aunque el susto tardaría todavía un tiempo en desaparecer. Sin intercambiar muchas palabras comenzamos a escalar:

Largos de placa se alternaban con otros de fisura y poco a poco nos vimos inmersos en la escalada, olvidando lo sucedido unos momentos atrás. Alcanzamos la linea del sol y empezamos a disfrutar incluso en las reuniones. Los largos centrales son algunos de los mejores de toda la vía. Un diedro fisurado perfecto de unos 30 metros nos hizo disfrutar y sudar a partes iguales. Luego venía una placa muy técnica para poner a prueba los nervios. A continuación, el techo: unos 7 metros de 7b que se pasan muy bien en A0. Este largo forzado completamente en libre tiene que ser una pasada. Un par de largos más sin trascendencia nos llevaron a uno de los largos más bonitos: una fisura perfecta de unos 15 metros que se abandona a la mitad para deviarse a la derecha y superar un desplome de empotre de manos perfecta: una orgía de empotres. Al terminar este largo Dani ya estaba hasta los cojones de los pies de gato y prefirió dejarme hacer de primero los pocos metros que nos quedaban hasta la cima, ya sin grandes dificultades.

El descenso por la misma via no presentaba mayores complicaciones y en poco mas de una hora estuvimos en la repisa del comienzo de la via. A pesar de que durante toda el dia no había habido ningun otro desprendimiento, los miedos de antes volvían a hacerse latentes. Rapelamos hasta la nieve, nos calzamos las botas, recogimos las cuerdas y salimos echando ostias glaciar abajo. Cuanto menos tiempo tardásemos en bajar, menos tiempo estaríamos expuestos a la caída de piedras. 15 minutos mas tarde, contentos por haber salido del glaciar ilesos y por haber hecho una vía tan bonita nos encontrábamos al lado de las mochilas tomando un aperetivo antes de emprender el descenso.

Dos horas y media mas tarde, ya de noche, llegamos al fondo del valle. Ya no pasaría ningún bus. Tendríamos que esperar al dia siguiente. De nuevo otro vivac al raso. Además, aquella noche no teníamos nada de cenar. Al menos las estrellas fugaces de la noche de San Lorenzo nos ayudaron a olvidarnos del hambre y a entretener la vista.

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3 comentarios:

maiguelounn aledo dijo...

Joder Ale, cómo te lo montas.
He pasao un buen rato leyendo tu crónica de aquel día.
Qué experiencias capullo.

Bueno espero que te vaya todo bien.
te escribiré un mail para ver como estás por Alemania.

Hablamos loco!

Miguel.

Raúl dijo...

Ese Alex! Oye cuando estés por alemania mandame un mail a r.garciacamacho at gmail. Yo estoy en Tübingen, cerca de Stuttgart y voy a estar por aquí una buena temporada. As'i además me cuentas qué tal las experiencias patagónicas.
Salud!
Raúl

iñaki dijo...

hola e leido lo de la via etoiles ... y por lo que veo es muy bonita no?? me gustaria que me mandaseis croquis he informacion detallada de la via.me gustaria hacerla si no se me van de madre los grados!!! Os dejo mi email es markuskiller25@hotmail.com gracias!!